Objetivo: ¡inbox a cero!
Empiezas la mañana con un día gris y frio, se acerca el invierno… Llegas al trabajo y lo único en lo que puedes pensar es en el trabajo acumulado que se avecina. Una montaña de emails se almacena en tu inbox. Coges fuerza, intentas liberar tu cerebro del estrés de todas las tareas que tienes que hacer.
Al igual que la típica limpieza general de casa en primavera nos viene bien, la limpieza del buzón de entrada sienta bien psicológicamente. Una vez realizada te sientes motivado, productivo, y liberado al haberte puesto al día con tu correo.
No es nada complicado, solo es necesario cambiar un poco nuestros hábitos. Y que no cunda el pánico, la creencia popular dice que hacen falta 21 días para convertir un acto en una costumbre. Así pues, la idea es la siguiente: ¡mantener tu buzón de entrada a 0 (o casi) durante 21 días! Cuando menos te lo esperes, se habrá convertido en un acto automático y no tendrás que volver a agobiarte con la pila de mensajes sin leer.
Haz una primera criba
Para comenzar, es recomendable darse de baja de las newsletters que no consultes nunca. Un clic sobre el link de desinscripción y listo, ya te has deshecho de mínimo 3 correos a la semana. Lo siguiente que tienes que hacer es desactivar las notificaciones de redes sociales, así ya no recibirás más correos cada vez que alguien escriba un comentario en alguna de tus fotos.
En cuanto a los correos que consultas de manera ocasiona, utiliza filtros. Ciertas mensajerías proponen una gestión de correo por filtros, lo mismo que para gestionar tus « graymail », de esta manera todos van a una carpeta determinada. Ya tenemos unos 15 correos evitados.
Ahora que nos hemos deshecho de lo superfluo… ¡Toca ponerse serio!
Gestiona en el momento todo lo que te sea posible.
Se acabó la procrastinación, es hora de eliminar y archivar todo lo posible. Responde a los mensajes rápidos. Sé conciso, piensa que los destinatarios reciben también toneladas de correos. Es mejor ir al grano y no abrumarlos con demasiada información.
Para temas que necesiten algo más de tiempo, hazte listas de tareas y guarda los correos que faltan por tratar en una carpeta especial, que se llame por ejemplo «Por tratar». Así los tendrás aislados para ir gestionándolos poco a poco y verás cómo avanzas en tu lista de tareas.
Poco a poco acabarás con todos los correos. El truco está, como hemos enfatizado al comienzo de este artículo, en no venirse abajo y ser constante con ello. Poner orden en tu buzón de entrada lleva algo de tiempo, pero al final valdrá la pena. Arremángate la camisa, libera tu mente, y ¡al lío!
Fuentes: Demain le mail